domingo, 28 de mayo de 2017

CALVIN Y HOBBES. La visión del mundo de un tigre y un niño. Por Julián Aguirre.



CALVIN Y HOBBES.
La visión del mundo de un tigre y un niño. 
Por Julián Aguirre. 


 Tiger, tiger, burning bright.
In the forests of the night,
What immortal hand of eye
Could frame thy fearful symmetry?
William Blake


Calvin es un chico de 6 años. Incomprendido, muy inquieto, curioso y con una gran imaginación. Como cualquier chico de su edad, tiene un mejor amigo. Pero no es cualquier amigo, es un feroz tigre… un feroz tigre de peluche. Su nombre es Hobbes.

Creada por el estadounidense Bill Watterson (y bautizada en honor a Juan Calvino, teólogo protestante francés y Thomas Hobbes, filósofo inglés, ambos del siglo XVI), relata las aventuras de un par de amigos enfrentándose al mundo de la vida cotidiana. El dúo apareció por vez primera el 18 de Noviembre de 1985 a través de la Universal Press Syndicate en más de 30 periódicos estadounidenses convirtiéndose desde allí en un éxito indiscutido, al punto de llegar a publicarse en casi 2500 periódicos distintos, además de vender millones de ejemplares de sus libros recopilatorios.

Asistir a clases, tener que bañarse o simplemente almorzar, son increíbles aventuras para el revoltoso Calvin. Para salir victorioso de estas odiseas, se vale de su compleja imaginación y de la fiel compañía de su cómplice felino, que es la vez su contrapeso, la voz de su conciencia, su potencial madurez. También están mamá y papá, Susie, Roselyn, Moe, la señorita Carcoma y algunos otros personajes más. Pero nadie ve y entiende a Hobbes de la manera en que lo hace Calvin. Y de la misma forma a la inversa.
Bajo las inocentes ocurrencias que surgen en las aventuras del dúo, sin embargo, en reiteradas ocasiones podemos entrever como sutilmente se manifiestan las reflexiones del autor, ya sean sociales, políticas, filosóficas o del ámbito artístico.

A primera vista, la influencia más evidente que encontramos en la tira proviene de Peanuts de Charles Schulz, de quién Watterson toma no sólo el estilo de dibujo y los guiones analíticos e inteligentes, sino también el clásico esquema de las cuatro viñetas con remate en la última. En cuanto al lenguaje y la narrativa de la tira, no debemos dejar de lado las poéticas secuencias del Krazy Kat de George Herriman ni la narrativa surrealista del Little Nemo de Windsor McKay. Asimismo, el aspecto sociopolítico de la obra remite más a Pogo de Walt Kelly, otra de las grandes influencias del autor, que al respecto expresa: Cada una tiene sensibilidad distinta, pero todas me ayudaron a descubrir hasta donde podían llegar las tiras de prensa. Funcionan a distintos niveles, y entretienen mientras tratan de las cuestiones básicas de la vida. Y, lo más importante, es que las tiras sólo reflejan puntos de vista personales sobre el mundo. Muestran que los cómics pueden ser vehículos de un arte serio y maravilloso, una forma de comunicación inteligente. Son el ejemplo que he querido seguir."

Sin embargo, al hablar de influencias, no debemos concebir conceptualmente al autor de Calvin And Hobbes como un mero imitador de estilos; las sensaciones de movimiento en cada viñeta, la calidez de sus acuarelas, los repugnantes bichos que combate el Capitán Spiff o los dibujos hiperrealistas de Tiranosaurios Rex, son sólo algunas características que permiten constatar la calidad del artista, su versatilidad y conocimiento del arte secuencial como medio de comunicación. Estas características probablemente fueron las que llevaron a Watterson a pelear por un espacio más amplio y fijo del que se contaba para publicar historietas en los periódicos yankees de los noventa, espacio que le permitió explotar su creatividad con más libertad.

Una de las centenas de tiras de Calvin y Hobbes. 
Asimismo, el cariño, el respeto y la seriedad con la que el autor trataba tanto a sus personajes como al medio en sí, sumado a sus convicciones anti-comerciales, lo llevaron a una larga lucha para impedir el merchandising de Calvin and Hobbes. En una sociedad obsesionada con el dinero, Watterson básicamente rechazó propuestas millonarias a fin de mantener la pureza de sus personajes y el control sobre su obra.

A diferencia de Peanuts o Mafalda, el hecho de que la obra sea mundialmente conocida careciendo por completo de objetos promocionales, ya sean juguetes, remeras, videojuegos o incluso figuritas, representa un logro pocas veces visto en el medio, como así también uno de los aspectos más destacables de la tira en sí. “Calvin and Hobbes fue diseñada para ser un comic y eso es lo que quiero que sea. Es el único lugar donde todo funciona como yo quiero”.

Para darnos una idea del cuidado (o recelo) que Watterson tenía para con su obra, debemos considerar el hecho de que depositó casi todos los originales de la tira en el Billy Ireland Cartoon Library and Museum, en Ohio.

En Noviembre del ’95 fue publicada una carta del autor, en la cual manifestaba “El que tantos diarios hayan publicado a Calvin y Hobbes es algo que siempre me honrará, y estoy muy agradecido por su apoyo e indulgencia a lo largo de la pasada década. Dibujar esta tira cómica ha sido un privilegio y un placer, y agradezco que me hayan dado la oportunidad. Sinceramente, Bill Watterson”. Publicada el Domingo 31 de Diciembre de ese mismo año, la tira N° 3160 sería la última aventura de Calvin and Hobbes.

Afortunadamente basta con leer algunas pocas tiras para caer rendidos ante la ternura y el carisma de la amistad entablada entre un niño y su tigre de bengala.
Hoy Bill Watterson luego de estar recluido y alejado del cómic ha vuelto a dibujar y publicar luego de 20 años para el poster del documental ‘Stripped’, un documental que narra la forma en que el cierre masivo de periódicos ha afectado a los caricaturistas y las visiones que tienen del futuro de su trabajo.

“A pesar de su aparente sencillez, las posibilidades expresivas de los comics rivalizan con las de cualquier otra forma de arte”
B.W.
Bill Watterson en su estudio dibujando.