CALVIN Y HOBBES.
La visión del mundo de un tigre y un niño.
Por Julián Aguirre.
Tiger, tiger, burning bright.
In the forests of the night,
What immortal hand of eye
Could frame thy fearful symmetry?
William Blake
Calvin es un chico de 6
años. Incomprendido, muy inquieto, curioso y con una gran imaginación. Como
cualquier chico de su edad, tiene un mejor amigo. Pero no es cualquier amigo,
es un feroz tigre… un feroz tigre de peluche. Su nombre es Hobbes.
Creada por el estadounidense
Bill Watterson (y bautizada en honor
a Juan Calvino, teólogo protestante francés y Thomas Hobbes, filósofo inglés,
ambos del siglo XVI), relata las aventuras de un par de amigos enfrentándose al
mundo de la vida cotidiana. El dúo apareció por vez primera el 18 de Noviembre
de 1985 a través de la Universal Press Syndicate en más de 30 periódicos
estadounidenses convirtiéndose desde allí en un éxito indiscutido, al punto de
llegar a publicarse en casi 2500 periódicos distintos, además de vender
millones de ejemplares de sus libros recopilatorios.
Asistir a clases, tener que bañarse
o simplemente almorzar, son increíbles aventuras para el revoltoso Calvin. Para
salir victorioso de estas odiseas, se vale de su compleja imaginación y de la fiel
compañía de su cómplice felino, que es la vez su contrapeso, la voz de su
conciencia, su potencial madurez. También están mamá y papá, Susie, Roselyn,
Moe, la señorita Carcoma y algunos otros personajes más. Pero nadie ve y
entiende a Hobbes de la manera en que lo hace Calvin. Y de la misma forma a la
inversa.
Bajo las inocentes
ocurrencias que surgen en las aventuras del dúo, sin embargo, en reiteradas
ocasiones podemos entrever como sutilmente se manifiestan las reflexiones del
autor, ya sean sociales, políticas, filosóficas o del ámbito artístico.
A primera vista, la
influencia más evidente que encontramos en la tira proviene de Peanuts
de Charles Schulz, de quién
Watterson toma no sólo el estilo de dibujo y los guiones analíticos e
inteligentes, sino también el clásico esquema de las cuatro viñetas con remate
en la última. En cuanto al lenguaje y la narrativa de la tira, no debemos dejar
de lado las poéticas secuencias del Krazy
Kat de George Herriman ni la narrativa surrealista del Little Nemo de Windsor McKay. Asimismo, el aspecto sociopolítico de
la obra remite más a Pogo de Walt Kelly, otra de las grandes influencias del
autor, que al respecto expresa: “Cada una tiene sensibilidad distinta, pero todas me
ayudaron a descubrir hasta donde podían llegar las tiras de prensa. Funcionan a
distintos niveles, y entretienen mientras tratan de las cuestiones básicas de
la vida. Y, lo más importante, es que las tiras sólo reflejan puntos de vista
personales sobre el mundo. Muestran que los cómics pueden ser vehículos de un
arte serio y maravilloso, una forma de comunicación inteligente. Son el ejemplo
que he querido seguir."
Sin embargo, al hablar de
influencias, no debemos concebir conceptualmente al autor de Calvin And Hobbes
como un mero imitador de estilos; las sensaciones de movimiento en cada viñeta,
la calidez de sus acuarelas, los repugnantes bichos que combate el Capitán
Spiff o los dibujos hiperrealistas de Tiranosaurios Rex, son sólo algunas
características que permiten constatar la calidad del artista, su versatilidad
y conocimiento del arte secuencial como medio de comunicación. Estas
características probablemente fueron las que llevaron a Watterson a pelear por un
espacio más amplio y fijo del que se contaba para publicar historietas en los
periódicos yankees de los noventa, espacio que le permitió explotar su
creatividad con más libertad.
Una de las centenas de tiras de Calvin y Hobbes. |
Asimismo, el cariño, el
respeto y la seriedad con la que el autor trataba tanto a sus personajes como
al medio en sí, sumado a sus convicciones anti-comerciales, lo llevaron a una
larga lucha para impedir el merchandising de Calvin and Hobbes. En una sociedad
obsesionada con el dinero, Watterson básicamente rechazó propuestas millonarias
a fin de mantener la pureza de sus personajes y el control sobre su obra.
A diferencia de Peanuts o Mafalda, el hecho de que la obra sea mundialmente conocida
careciendo por completo de objetos promocionales, ya sean juguetes, remeras,
videojuegos o incluso figuritas, representa un logro pocas veces visto en el
medio, como así también uno de los aspectos más destacables de la tira en sí. “Calvin and Hobbes fue diseñada para ser un
comic y eso es lo que quiero que sea. Es el único lugar donde todo funciona como
yo quiero”.
Afortunadamente basta con
leer algunas pocas tiras para caer rendidos ante la ternura y el carisma de la
amistad entablada entre un niño y su tigre de bengala.
“A pesar de su aparente
sencillez, las posibilidades expresivas de los comics rivalizan con las de
cualquier otra forma de arte”
Bill Watterson en su estudio dibujando. |
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